Petita, menuda, batuda, però certa i tossuda. La lletra que em llisca per l'escorça de l'ànima.
diumenge, 28 de novembre del 2010
Tu i jo
dimarts, 28 de setembre del 2010
Sense trencar-te el cor
fins deixar-te sense gust.
I mossegar-te
i empassar-te.
Vull palpar-te
fins deixar-te sense pell.
I esgarrapar-te
i estripar-te.
Vull ensumar-te
fins deixar-te sense olor.
I respirar-te
i esnifar -te.
Vull estimar-te
fins deixar-te sense amor.
Per després abandonar-te
sense trencar-te el cor.
dimecres, 8 de setembre del 2010
Encara que sigui mentida
diumenge, 13 de juny del 2010
A otra cosa
¡Les cuesta tanto entenderla…! Una noche es capaz de tumbarse en medio de la carretera gritando “¡estoy volando, estoy volando!” y a la mañana siguiente esconderse de todos los espejos que se atreven a mirarla. ¿Qué tonterías son esas? Pasadas las doce se derrite por cualquier sonrisa que se le ponga delante, pero si sale el sol empiezan a relucir los temores de una frágil figura de barro que siente que va a ser pisoteada de un momento a otro. Y no es su orgullo lo que se rompe, sino su satisfacción. Porque no soporta la idea de vivir dos instantes idénticos, así que, cuando se asusta, empieza a correr y a saltar para convertir ese momento en un momento único e irrepetible.
Tal vez debería haber nacido mariposa, y descubrir la intensidad del viento susurrándole cosas tristes en cada aleteo.
Va de buena, de rara, pero en realidad es tan corriente y vulgar… -escuchó una vez. Vaya, no tenía constancia de tan descarada vulgaridad. Sabía que su actitud podía hacer que pensaran que quería dar esa imagen de niña buena y tímida… ¡pero no lo podía remediar! ¿Qué iba a hacer? No podía ponerse a correr por los pasillos del hospital… eso hubiese sido mucho más raro y seguramente habría acabado en la planta de psiquiatría.
Me pones –le dijo a alguien un día cualquiera. Sí, a ella le gusta esto. Otro día le dijo a un tipo raro que le caía mal, y al siguiente le pidió un cigarro y le prometió un baile a cambio. Otros días le daba por charlar sobre la ética de los caracoles o sobre lo que hay dentro de los buenos corazones.
¿Cuántos llevas? Uno detrás de otro. Y sus rizos alocados se derretían delante de ella. ¡Qué bien tenerla cerca! No soportaba la idea de sentirse obligada a pedir perdón cada domingo por la mañana, cuando las sábanas aún tenían manchas de culpabilidad. No era necesario.
Se está haciendo tarde, será mejor que nos vayamos.
Sí, pero andemos un rato con los ojos cerrados por si el viento nos quiere susurrar.
dimecres, 28 d’abril del 2010
Summer plans
-Ey, ¿qué harás este verano? –preguntan animados-.
-Pues… pues no lo sé.
Y sonríes. Parece triste, un verano sin planes. Pero este siempre ha sido el mejor plan para ti. Y se te pasa por la cabeza un viaje a Francia o un intenso verano de feria en feria. Tal vez acabes en Canadá o repitas con Granada y todos esos colores que te enamoraron. Lo que tienes claro es que se acercan las noches en la playa, con un par de copas de más, nadando a oscuras observando la luna –que también observará, intentando adivinar cuántos quilos has engordado des del verano pasado-.
Y sudarás, y cogerás color, y te llenarás de sal, incluso hasta te cortarás el pelo.
Qué incertidumbre tan buena… como cuando esperas el beso que tarde o temprano llegará. Con ese cosquilleo en la punta de los dedos, que nunca has sabido muy bien cómo explicar.
divendres, 16 d’abril del 2010
The End
Íbamos cayendo, sin querer, los unos encima de los otros. Sin darnos cuenta, sin tiempo para reflexiones, empezábamos a ser almas muertas en cuerpos que aún guardaban salud para rato. Pero la incertidumbre se acercaba, casi al mismo ritmo que la indiferencia –a la que nadie lograba superar en velocidad y oportunismo-. Ésta última siempre se presentaba justo al tiempo en que las cosas pintaban mal, como si ya lo supiera ella. Y entonces agarraba nuestros corazones y los arrastraba a un abismo de desidia del que pocos lograban salir sin al menos una pequeña cicatriz. Todos volvíamos, o al menos la mayoría, pero ya no lo hacíamos de la misma forma, ni con la misma ilusión. Era como la misma muerte. Tan endurecedora, tan fría, tan injusta a veces, tan natural otras.
Éramos almas muertas, aunque nuestras piernas caminaran y nuestros pulmones se llenaran, hacía mucho tiempo que habíamos decidido que la vida ya no era para nosotros, valientes soñadores, pobres desafortunados, ingenuos artistas sin talento.
Se nos rompían los gestos mientras a otros les brillaban los ojos y temblábamos, ¡cuánto temblábamos aquellas noches de abril!
Pero luego salía el sol y rescataba a aquellos sabios que, al fin y al cabo, eran los poderosos. Y a su alrededor miles de cadáveres, aún con el corazón bombeando, contemplábamos impotentes la escena.
Nunca habría un final para nosotros.
dijous, 8 d’abril del 2010
Correspondencia nunca enviada
Esto va por vosotros, capullos integrales.
Tipos duros, chicos rudos, almas libres, dedos largos, lengua fría, alma helada. Va por todos vosotros, imbéciles atontados. Tipos sensibles, chicos románticos, ojos abiertos, mente cerrada, pasos pequeños, voz apagada. Cobardes, embusteros y maquiavélicos.
Va por esos polvos salvajes en días lluviosos, por esos orgasmos fingidos en noches de verano, por esos roces en playas mojadas. Por vosotros, pedazo de idiotas. Que os jodan. Pantalones caídos, chupa de cuero o palestino desgastado. Lo último de Maiden o el primero de Clapton. A la mierda.
Cartas de amor, canciones de amor, sonetos de amor, retratos de amor… todo arde.
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diumenge, 14 de març del 2010
Diumenge
T’has llevat amb els ulls inflats. Ja saps per què, oi? sí, clar que ho saps, sempre et passa el mateix. Has encès el llum amb el peu, com cada dia quan et despertes abans que soni l’alarma del mòbil.
Diumenge –has pensat–. Deu meu, com odies els diumenges. Els carrers tan buits i les cases tan plenes. Sí, torna a ser diumenge, com cada setmana.
I les paraules segueixen encallades, i elles que no volen sortir i tu... tu que tant les necessites aquest matí. Perquè si, perquè torna a ser diumenge i encara tens coses a dir.
dilluns, 15 de febrer del 2010
dilluns, 8 de febrer del 2010
Despertar
Observaba el mundo con los ojos cerrados por si un golpe de viento le robaba una lágrima; andaba por andar, sin saber a dónde ir, sin saber cuando parar, ella sólo andaba porque le daba miedo sentarse a pensar. La luz se colaba entre sus párpados, incluso las miradas se filtraban a través de sus pestañas, pero ella seguía sin abrir los ojos: no quería más dosis de realidad. Talvez estaba volviendo de nuevo al blanco, a su tan temido blanco.
Y sus pies andaban sin pisar, flotaba sobre aquel suelo frío, duro y escarchado. Y sus labios cerrados, para no soltar su voz, se pusieron hasta morados de tanto apretar. Llegó el momento: tenía que abrir los ojos. Seguiría andando, pero con los ojos abiertos, los pies en el suelo y su voz como una gran llamarada extendiéndose por el bosque.
Era la hora de despertar.
divendres, 29 de gener del 2010
¿Hacia dónde?
Y ella sin brújula.
dimecres, 6 de gener del 2010
(in)completos desconocidos
Al llegar a casa, John dejaba las llaves sobre el recibidor y sacaba su reloj del bolsillo para dejarlo encima de la mesita del comedor. Colgaba la chaqueta en la percha y dejaba el maletín sobre el escritorio de la modesta librería que llevaba siete años en construcción. Tenía entonces cincuenta y tres minutos para ducharse y cenar frente al televisor antes de retomar su obra.
A las diez en punto, Alice ya tenía el camisón puesto y retiraba la cortina de la ventana de su habitación para dejar que la luz de la calle se colara entre sus sábanas. Encendía la lámpara de la mesita de noche y cogía el libro que había justo al lado. Se quitaba las zapatillas y se tumbaba en la cama –que estaba situada enfrente de la ventana– quedando expuesta a los ojos de su admirador.
Para aquel entonces, John ya tenía preparado su lienzo y había separado los pinceles que utilizaría junto con las pinturas al óleo que había guardado la noche anterior.
A partir de ese momento, John tenía entre veinte y treinta minutos para introducir nuevas luces, texturas y formas a esa realidad que lo acercaba cada vez más a su querida Alice. Ella, mientras tanto, se sumergía en las descripciones e ironías de su escritora favorita a quien debía el nombre de su gato Austen, que se acurrucaba a su lado introduciendo un tono grisáceo a la composición.
Para John, cada nuevo trazo era como una suave caricia en el cuerpo de Alice, sentía la pasión en cada color sobre la tela y no había más luz que la que ella desprendía. Su pelo era largo y ondulado, su cuello parecía irresistiblemente suave y sus manos y brazos eran delgados. La sábana difuminaba el resto de su cuerpo pero aún se podían intuir unas no menos delgadas piernas. La habitación contenía una amplia paleta de color, que iba des del beige de las paredes hasta el color café de sus oscuros muebles. Todo en aquel dormitorio le parecía celestial. La amaba, la amaba con toda su alma.
La pequeña luz de la mesilla se apagó, John se estremeció pero no pudo evitar sonreír. Permaneció unos minutos más observando el espectáculo hasta que la calle se cubrió con tanta oscuridad que ya no pudo distinguir esa silueta que tanto conocía. Fue entonces cuando Alice le regaló una sonrisa que él nunca podría ver. John limpió los pinceles, guardó las pinturas en el segundo cajón de la cómoda que tenía a su izquierda y cerró la ventana de la habitación.
-Buenas noches, Alice.
-Buenas noches, John.
Balcony at Buenos Aires, Fabián Pérez.