-Ey, ¿qué harás este verano? –preguntan animados-.
-Pues… pues no lo sé.
Y sonríes. Parece triste, un verano sin planes. Pero este siempre ha sido el mejor plan para ti. Y se te pasa por la cabeza un viaje a Francia o un intenso verano de feria en feria. Tal vez acabes en Canadá o repitas con Granada y todos esos colores que te enamoraron. Lo que tienes claro es que se acercan las noches en la playa, con un par de copas de más, nadando a oscuras observando la luna –que también observará, intentando adivinar cuántos quilos has engordado des del verano pasado-.
Y sudarás, y cogerás color, y te llenarás de sal, incluso hasta te cortarás el pelo.
Qué incertidumbre tan buena… como cuando esperas el beso que tarde o temprano llegará. Con ese cosquilleo en la punta de los dedos, que nunca has sabido muy bien cómo explicar.