dimecres, 6 de gener del 2010

(in)completos desconocidos

Como cada noche, John salió de su consulta diecisiete minutos más tarde de la hora que marcaba su contrato. Ya con el maletín en la mano izquierda, guardó su preciado reloj de bolsillo en la chaqueta y se despidió de Astrid, la secretaria, que seguía inmersa en su compleja tarea de ordenar informes médicos. John había tardado nueve días en cuadrar su reloj con el de Alice. Si salía sólo quince minutos más tarde notaría sus pasos siguiéndole dos manzanas atrás –algo que le provocaba una terrible ansiedad– y si, por el contrario, el tiempo de espera se alargaba veinte minutos, la vería desde lejos entrar en su portal. Pero si esperaba diecisiete minutos exactos, diecisiete vueltas de la aguja delgada desde que el reloj marcaba las ocho y media, disfrutaría de un precioso paseo detrás de su musa: cruzarían juntos la gran avenida y los tres pasos de peatones antes de llegar a la calle de los sastres, donde se separarían para reencontrarse enfrente de sus respectivos domicilios. John sabía que el camino que elegía era más largo, por lo que, antes de llegar al último paso de peatones, aceleraba ligeramente el paso para disfrutar luego de un plano general de Alice.
Al llegar a casa, John dejaba las llaves sobre el recibidor y sacaba su reloj del bolsillo para dejarlo encima de la mesita del comedor. Colgaba la chaqueta en la percha y dejaba el maletín sobre el escritorio de la modesta librería que llevaba siete años en construcción. Tenía entonces cincuenta y tres minutos para ducharse y cenar frente al televisor antes de retomar su obra.
A las diez en punto, Alice ya tenía el camisón puesto y retiraba la cortina de la ventana de su habitación para dejar que la luz de la calle se colara entre sus sábanas. Encendía la lámpara de la mesita de noche y cogía el libro que había justo al lado. Se quitaba las zapatillas y se tumbaba en la cama –que estaba situada enfrente de la ventana­– quedando expuesta a los ojos de su admirador.
Para aquel entonces, John ya tenía preparado su lienzo y había separado los pinceles que utilizaría junto con las pinturas al óleo que había guardado la noche anterior.
A partir de ese momento, John tenía entre veinte y treinta minutos para introducir nuevas luces, texturas y formas a esa realidad que lo acercaba cada vez más a su querida Alice. Ella, mientras tanto, se sumergía en las descripciones e ironías de su escritora favorita a quien debía el nombre de su gato Austen, que se acurrucaba a su lado introduciendo un tono grisáceo a la composición.
Para John, cada nuevo trazo era como una suave caricia en el cuerpo de Alice, sentía la pasión en cada color sobre la tela y no había más luz que la que ella desprendía. Su pelo era largo y ondulado, su cuello parecía irresistiblemente suave y sus manos y brazos eran delgados. La sábana difuminaba el resto de su cuerpo pero aún se podían intuir unas no menos delgadas piernas. La habitación contenía una amplia paleta de color, que iba des del beige de las paredes hasta el color café de sus oscuros muebles. Todo en aquel dormitorio le parecía celestial. La amaba, la amaba con toda su alma.
La pequeña luz de la mesilla se apagó, John se estremeció pero no pudo evitar sonreír. Permaneció unos minutos más observando el espectáculo hasta que la calle se cubrió con tanta oscuridad que ya no pudo distinguir esa silueta que tanto conocía. Fue entonces cuando Alice le regaló una sonrisa que él nunca podría ver. John limpió los pinceles, guardó las pinturas en el segundo cajón de la cómoda que tenía a su izquierda y cerró la ventana de la habitación.

-Buenas noches, Alice.

-Buenas noches, John.



Balcony at Buenos Aires, Fabián Pérez.

10 comentaris:

Enric ha dit...

Me encantan tus parejas de baile, aunque el baile siempre sea el mismo. Lo bailas de fábula.

Gracias por este regalo de reyes :)

Elena ha dit...

Què maco Mercè, m'agrada com escrius perquè dius lo just i necessari, no com altres que s'enrollen la vida per dir més o menys el mateix. Hi ha gent que faria 40 pàgines d'un llibre per escriure el mateix, te el seu mèrit però aburreix una barbàrie xD

Enric ha dit...

Elena, depèn de que volguis expressar.
Sembla que hi hàgues una formula exacte per transmetre sensacions, i no.

Un curtmetratge pot transmetre molt més que un llargmetratge i en canvi no censures els llargmetratges.

O simplement ha tingut mala sort al llegir.

De tota manera, la Mei es més de fer curts i experiències breus, no?

Mei ha dit...

Penseu obrir un debat?
Jo crec que, efectivament, depèn de què vulguis escriure però crec que el que ha volgut dir l'Elena és que a vegades creiem que quantitat = qualitat i ens esforcem per fer llarg allò que potser seria més bonic si fos breu.

Enric ha dit...

La pregunta es retòrica, suposo.
Quan permets comentaris, es per comentar el texte i crítiques. O només per felicitacions?

Crec que tots som bastant conscients que quantitat no implica qualitat. Com un best-seller tampoc implica qualitat

Superat això, el que es una mostra de qualitat es quan un escritor escriu en més de 40 pàgines el mateix que has escrit, i t'atrapa en la seva lectura.

Escriure sempre sobre el mateix, si que es pot tornar avorrit.

Kristel ha dit...

...otra futura periodista? me ha enamorado esta historia y me ha encantado la cascada de ideas, listas y descripciones de tu perfil :)
una delicia y un placer descubrirte

estaré atenta
(y mil gracias por tu comentario)

Elena ha dit...

Evidentment que depèn del que es vulgui explicar i evidentment que qualitat també és atrapar al lector explicant el mateix durant 40 pàgines. No he matitzat a l'hora de donar la meva opinió perquè penso que la Mei ja sabia per on anaven els tirs.

Ella i jo hem llegit a l'institut certs llibres que, amb perdó i no ho acostumo a fer perquè criticar en negatiu el treball dels demés no m'agrada un pel, ens han aburrit una barbaritat precisament pel que he dit. També s'ha de dir que són estils diferents, que el que m'aburreix a mi potser és una maravella per una altra persona, com dius Enric, no hi ha una manera exacta de transmetre sensacions.

Elena ha dit...

per on anaven els trets més aviat xD


Ho sento, porto el castellà molt arrelat xD

Mei ha dit...

Només tinc dues coses a dir abans de tornar-me a posar a NOESTUDIAR.
1-El Quijote em va agradar molt.
2-"Solitud" és un conyàs de llibre que no hi ha qui aguanti, per molt ben escrit que estigui (que no ho dubto).

Suposo que la qüestió és buscar l'equilibri entre la qualitat i la quantitat.

... ha dit...

aixo està bastant millor no? T.T